Es la propiedad que da cuenta del significado global del texto: de qué habla el texto, qué información da, cómo se ha organizado esta información. Se ocupa de los siguientes aspectos:

El tema del texto. Se puede formular mediante dos o tres frases suficientemente explicativas y completas, de tal modo que constituyan un pequeño resumen.
La estructura del texto. Qué partes podemos distinguir.
La selección de la información. ¿Hay cantidad? ¿Hay variedad? ¿Hay calidad? ¿Son suficientes los ejemplos y argumentos elegidos? ¿Son lo suficientemente amplios?
La progresión temática. Esto se refiere a la organización de la información. ¿Hay un orden jerárquico en las ideas? ¿Se avanza en la información? ¿Se mantienen las mismas ideas y se repiten excesivamente? ¿Se van ampliando poco a poco los datos?
La isotopía y la existencia de campos semánticos relacionados, como repetición de conceptos que ayuda a la coherencia.
Nivel lingüístico empleado.