La mayor parte de los textos corresponden a una de las siguientes estructuras, que son las más frecuentes (en ocasiones el texto puede combinar rasgos de más de una de ellas):
Estructura analizante. La tesis que se intenta defender aparece expuesta al principio y, tras ella, se desarrollan los datos o argumentos que han de servir para probarla.
Estructura sintetizante. El contenido del texto se dispone de tal modo que la tesis o idea principal se expone al final, como consecuencia que se deriva o deduce de lo anterior.
Estructura encuadrada. La formulación de la tesis inicial da paso al desarrollo de la argumentación que la ha de probar, después de la cual vuelve a enunciarse de nuevo, reforzada ahora por los razonamientos aportados.
Estructura paralela. Se exponen sucesivamente distintas tesis relacionadas entre sí, pero sin jerarquizar.
Estructura interrogante. El texto se construye a partir de una o varias preguntas que el autor se plantea y a las que trata de dar respuesta convenientemente razonada.